Passa ai contenuti principali

Luxuria y la pavura

Foto di Guido Fuà
Articolo pubblicato il 25 settembre 2009 su SOY, supplemento del quotidiano argentino Página12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-1007-2009-09-25.html
Por Andrea Meccia
Roma - La primera vez rompieron los vidrios de la entrada y tiraron líquido inflamable para que el fuego se propagara más rápidamente. La segunda fue un cóctel molotov que alguien arrojó contra la puerta de la discoteca que el sábado pasado, cuando ocurrió el ataque, aún permanecía cerrada por las refacciones debidas al primer incendio. En menos de un mes, los dos ataques contra Qube, la discoteca gay más popular de Roma, marcaron el pulso en Italia de una ola de violencia homofóbica que contabilizó, además de los incendios (por los que no hay ningún detenido), el ataque a una pareja de chicos gays que se besaban a la salida de un bar en Roma, y por la que fue detenido un joven neonazi acusado de herir con un puñal a uno de ellos; la agresión que sufrió otra pareja gay en la ciudad adriática de Rimini por parte de un grupo de desconocidos, y la golpiza que recibió un joven de 26 años a la salida de una disco gay en la ciudad de Florencia, el 10 de septiembre pasado. Una sumatoria de hechos que hizo que miembros del colectivo Arcigay anunciaran que van a realizar una solicitud de asilo colectivo ante el consulado de España en Milán para denunciar “el creciente clima de homofobia que se vive en Italia”.

Sobre éste y otros temas, Soy pudo conversar con Vladimir Luxuria, la activista trans más famosa de ese país, quien fue diputada por el distrito de Lazio entre 2006 y 2008, y el año pasado vivió un salto en su popularidad luego de ganar el reality show La isla de los famosos. “Lo que pasa en Italia es que vivimos en una sociedad cada vez más violenta con los gays, las lesbianas, los transgéneros, los transexuales, fruto de una política de seguridad que dirige hacia nosotras y nosotros su dedo acusador, de la misma manera en que lo hace con los inmigrantes”, asegura Luxuria, quien durante el período en que se desempeñó como legisladora no pudo lograr que se promulgara una ley contra la violencia homofóbica y transfóbica. “Desde 1993 en Italia hay una ley contra la discriminación por motivos étnicos o religiosos conocida como Ley Mancino. Durante mi actividad política como diputada, intenté incluir en esta ley la discriminación por orientación sexual y de género, pero no tuve éxito. La oposición de entonces (que hoy gobierna el país) y los sectores católicos del centroizquierda (que entonces estaba en el poder) se opusieron con fuerza a nuestro proyecto. Y si bien hoy hay una propuesta de ley contra la homofobia de una diputada del Partito Democrata, hay que aclarar que una ley no derrotará la homofobia, que en Italia tiene raíces muy profundas, atadas al machismo y a una idea pecaminosa de la homosexualidad. Tampoco creemos que quien comete actos de violencia contra la comunidad LGBT merezca penas más duras. Sí queremos subrayar que muchas veces los crímenes de odio se repiten, crean emulación y se cumplen con el objetivo de atacar a una cierta una categoría de ciudadanos.”

De ahí que para Luxuria su país esté a la zaga en materia de defensa de los derechos de las minorías sexuales. “Numerosos estados europeos están mucho más adelantados que Italia en materia de uniones civiles, por ejemplo. No sólo Francia y Alemania, sino también países como Eslovenia o Irlanda están más avanzados que nosotros. Puedo decir, sin sombra de duda, que somos el país más atrasado de Europa en asuntos de esta índole. Y es que en Italia el poder político está estrechamente vinculado con el poder del Papa, y las cuestiones éticamente sensibles son objeto de manejos poco claros entre el poder político y sectores de la Iglesia, los que no casualmente insisten en mirar para otro lado cuando se habla de los escándalos sexuales del premier Silvio Berlusconi.”

Con todo, para Luxuria hay razones para ser optimista. “Hasta no hace mucho, las mujeres consideraban casi un hecho natural la posibilidad de vivir situaciones de violencia doméstica, y hoy un número considerable de ellas no dudan en denunciar estos abusos. Algo parecido sucede con los gays: el sentido de culpa y de marginación en el cual vivimos durante tanto tiempo nos hacía ver la posibilidad de ser víctimas de ataques o atropellos como algo normal, y eso es algo que hoy ha cambiado radicalmente.”

Commenti

Post popolari in questo blog

Napoli, Baires: Maradonologia. Una bella chiacchierata con Pablo Alabarces

«Fútbol y Patria». «Peronistas, Populistas y Plebeyos». «Historia mínima del fútbol en América Latina». Questi sono solo tre titoli di una ricca produzione saggistica fatta di cronache politico-culturali e indagini sociologiche e letterarie. Chi vuole sapere di calcio e cultura popolare sudamericana deve passare per gli scritti di Pablo Alabarces e capirà qualcosa di cantanti mitologici come Palito Ortega, rock, tifoserie, sistema mediatico, violenza da stadio. Sociologo, argentino classe 1961, Alabarces è titolare di cattedra presso la UBA, l’Università di Buenos Aires. Lo incontriamo a Roma, zona Stazione Termini. Pablo è da poco rientrato nella capitale al termine di un bel soggiorno in una Napoli ebbra di festa per lo scudetto e dopo aver visitato Viggianello, borgo della Basilicata ai piedi del Pollino. «È la quinta volta che sono in Italia. Non ero mai stato nel paese dove nel 1882 nacque Antonio Carmelo Oliveto, mio nonno materno», ci racconta mentre ci incamminiamo verso Piazza

Remo Rapino, un undici fantastico e fantasioso

La storia del calcio è fatta anche di formazioni recitate tutte d’un fiato. Dal glorioso e drammatico incipit Bacigalupo-Ballarin-Maroso del Grande Torino al Zoff-Gentile-Cabrini – buono per la Juve di stampo trapattoniano e per l’Italia di Spagna ’82 – passando per il Sarti-Burgnich-Facchetti della Grande Inter del mago Herrera. Se, citando Eduardo Galeano oltre ad essere mendicanti di buon calcio, lo fossimo anche di letteratura ci sarebbe un nuovo undici da imparare a memoria. Un undici fantastico e fantasioso agli ordini dell’allenatore-partigiano Oliviero che fa così: Milo, Glauco, Osso Nilton, Treccani, Giuseppe, Wagner, Berto Dylan, Efrem Giresse, Pablo, Baffino, Nadir. Una squadra-romanzo piena del sapore della vita, che si confessa in prima persona. A immaginarla in Fubbàll (Minimum Fax, pp. 148, 16 euro) è stato Remo Rapino (1951), insegnante di storia e filosofia di stanza nell’abruzzese Lanciano e già premio Campiello 2020 con Vita, morte e miracoli di Bonfiglio Liborio . 

Farsi una foto con Dios. L'intervista al fotografo Carlo Rainone

Sette anni fa Carlo Rainone (Palma Campania, 1989), fotografo-documentarista con un curriculum fatto di studi e collaborazioni internazionali, decide di scavare nel ventre della Napoli degli anni ’80, quelli, non solo, del dopo-terremoto, delle guerre di camorra e del contrabbando. Un immaginario che il cinema di questi anni sta riportando in superficie, dal Sorrentino di È stata la mano di Dio al Mixed by Erri di Sidney Sibilia senza dimenticare il Piano piano di Nicola Prosatore. L’obiettivo dell’indagine è assoluto, laborioso e faticoso ma il confronto costante con il fotografo Michel Campeau è di grande supporto. Bisogna infatti scovare la «foto con Maradona», il re della Napoli calcistica per sette tortuosi anni, il patrono pagano della moderna Partenope. Rainone inizia ad inseguire fotografie già scattate. Icone conservate in album di famiglia o piegate in portafogli, appese sui muri di negozi e laboratori, case, pizzerie e ristoranti. La consapevolezza sta tutta nelle parole