A lo largo de Quirino Costa, sobre el borde del descampado, una hilera de jóvenes vaciaba los cargadores disparando haciael barro roseco del baldío."Salimos de acá y dimos la vuleta por los lugares donde él siempre andaba. Cuando la pompa fúnebre se asomó frente a la villa los tiros sonaban como en Navidad. Así fue la despedida de Víctor", recuerdaorgullosa Sabina. Lo enterraron con las banderas de Boca y Tigre cubriendo el cajón. Y entre las decenas de coronas había una igual a la que había pedito durante sus últimos meses, acosado por la policía: "Si me agarran, que me hagan una corona con flores de Boca", había dicho como bromeando sobre un futuro anunciado.
Tratto da Cuando me muera quiero que me toquen cumbia. Vidas de pibes chorros, Cristian Alarcón, Grupo Editorial Norma
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